Columna de Manuel Hasbun Z.: La razón de un genocidio

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El genocidio que el Estado de Israel está llevando a cabo en Gaza desde el 7 de octubre de 2023, no es fruto de la casualidad ni de un súbito rapto de locura que pudiera haber afectado a los gobernantes de ese país. Es más bien el resultado inevitable de una ideología racista, excluyente, pseudoreligiosa y supremacista, el sionismo, la cual constituye el alma de lo que es y ha sido, desde su creación en 1948, el Estado de Israel. Durante los 75 años transcurridos desde esa fecha, el pueblo palestino ha estado sometido en forma permanente al mismo nivel de brutalidad que está soportando hoy, con la diferencia de que en la actual ofensiva, el sionismo ha desplegado en forma exponencial su dogma que niega la existencia de un pueblo llamado palestino o el carácter de seres humanos de sus integrantes. Y todo ello forma parte de su ADN.

Pese a que el reciente fallo de la Corte Internacional de Justicia no es definitivo, estimo que las acciones de Israel en Gaza se ajustan a la definición del genocidio como “exterminio sistemático de un grupo racial, étnico o religioso”.

La formación del carácter de la sociedad israelí es fundamental en este comportamiento y comienza desde la escuela. Para ilustrar cómo se lleva a cabo la concientización de la niñez, recurrimos al testimonio de una profesora universitaria israelí, Nurit Peled-Elhanan, nacida en Jerusalén en 1949 e hija del general iMatityahu Peled, quien tuvo importante participación en la Guerra de los seis días de 1967.

El libro de Peled-Elhanan titulado “Palestine in israeli text books: ideology and propaganda in education”, relata sus conclusiones acerca del contenido de los textos escolares en Israel y destaca el propósito que ellos exhiben, en cuanto a deshumanizar al pueblo palestino a base de prejuicios, de tal manera que cuando posteriormente los escolares formen parte del Ejército, actúen de modo cruel e insensible. En dichos libros, los palestinos nunca son presentados como seres humanos normales. A los educandos se les enseña a temerlos y odiarlos.

Entre algunos de los efectos perversos de la formación de la juventud israelí, se puede mencionar escenas captadas fotográficamente, en que aparecen sonrientes israelíes, tanto niños como jóvenes y adultos, grabando “dedicatorias” para los palestinos, en las bombas que posteriormente les serán arrojadas. Es frecuente ver en las paredes la leyenda “muerte a los árabes”. En los más de 500 check-points existentes en Cisjordania, se humilla, se maltrata y se les dilata arbitrariamente el paso a decenas de miles de palestinos e incluso se retrasa ex profeso el paso de ambulancias, pese a evidencia de pacientes que requieren atención urgente o de mujeres que van a dar a luz. Y así se podría continuar con una larguísima lista de diarios maltratos y humillaciones, cuyo propósito es hacer la vida imposible a los palestinos.

Otro tipo de abuso sionista consiste en el que ejercen los colonos ilegales en Cisjordania ocupada, los cuales cuentan con la protección del Ejército y además, portan armas. Es así como han asesinado a muchos palestinos y además les arrebatan impunemente sus tierras. Y la actitud más vil se ha dado en las fuerzas armadas de Israel, después de una de las tantas masacres perpetradas anteriormente en Gaza. Algunos militares, en su tiempo libre, lucían poleras con la imagen de una mujer árabe embarazada y atravesada por un disparo, y la leyenda “dos por uno”.

Todo lo anterior demuestra el grado de envilecimiento a que el sionismo ha llevado a la sociedad israelí. Lo ya expuesto debería ser suficiente para comprender el por qué del grado de salvajismo al que Israel ha estado sometiendo a la población de Gaza, hasta ahora por más de 110 días. Se trata de una sociedad moralmente enferma, intoxicada por su poder omnímodo y por su certeza de gozar de total impunidad.

Es así como se podrá entender perfectamente por qué Israel no podía desaprovechar la oportunidad que le brindó el ataque de Hamas de octubre de 2023, para hacer relucir en plenitud su permanente calidad de víctima y llevar a cabo lo que siempre deseó hacer, y ahora bajo la apariencia de estar “defendiéndose”: aniquilar y borrar del mapa, hasta donde sea posible, al pueblo palestino.

El único aspecto positivo que se puede rescatar de esta terrible tragedia humanitaria, es el hecho de que el mundo haya podido presenciar en directo el verdadero carácter de salvajismo e inhumanidad que siempre ha caracterizado al sionismo, el cual en adelante ya no podrá ocultar detrás de sus tan publicitados avances tecnológicos. Así, estimo que cambiará para siempre la percepción de su falsa y eterna calidad de víctima, la cual siempre pregonó con mucho éxito.

Publicado en La Tercera

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