La deshumanización de los medios chilenos hacia los palestinos es evidente. Como periodistas, tenemos una responsabilidad ética de no caer en esto, de decir la verdad, de ser como mínimo, si no justos, al menos equivalentes. Lo prometimos cuando decidimos llevar en nuestras manos la responsabilidad de contar historias.
A 365 días del inicio del genocidio en Gaza y 76 años de brutal ocupación israelí sobre el pueblo palestino, titulares como “Gazatíes mueren tras bombardeo” abundan en nuestros diarios.
¿Es que acaso los palestinos nos morimos por arte de magia? ¿De un accidente? ¿No hay responsables acaso de nuestras masacres? Porque cuando se bombardea a una población civil indefensa, de seres humanos, el titular debería contener algún calificativo, como asesinato, masacre, genocidio, e identificar al autor.
Algunos podrían tildarlo de exageración o considerarlo un detalle, hasta que miras cómo se refieren, en comparación, a las víctimas israelíes. A ellos sí los “asesinan”, su muerte es una tragedia, una masacre. Conocemos la historia personal de cada uno de ellos. A los chilenos judíos que murieron el 7 de octubre tras el ataque de Hamas, no podremos olvidarlos. Y así tiene que ser.
Pero entonces, ¿por qué cuando se refieren a los palestinos nos describen con frases carentes de toda emoción? “42 mil personas han muerto producto de la guerra”, titulan. Somos solo cifras, sin historias personales, con suerte, una caricatura. ¿Qué puede sentir un lector por un 4 y un 2? Absolutamente nada. Es parte de la estrategia de deshumanización.
El filósofo Edward Said define este concepto como “la otredad” y se refiere al proceso mediante el cual Occidente construye a Oriente como un “otro” exótico, atrasado, inferior y diferente. Este proceso de representación y categorización permite a Occidente justificar su dominio y control sobre las culturas orientales, especialmente las árabes, reforzando la desigualdad de poder y estableciendo una narrativa que deshumaniza y subordina a los pueblos.
En periodismo, esta estrategia se conoce como “la voz pasiva” y consiste en que, intencionalmente, un medio omite responder a la interrogante “quién hizo qué a quién”, información que debería estar entre el titular y la bajada de cada nota o en los primeros segundos de un noticiario.
En noviembre de 2023, soldados israelíes obligaron al personal médico del hospital Al-Nasser a evacuar, dejando abandonados a infantes en incubadoras. Tras el alto al fuego, regresaron y los encontraron en estado de descomposición. Murieron de inanición; Israel mató a cuatro bebés de hambre.
The Washington Post, uno de los medios más influyentes a nivel mundial, tituló la noticia de la siguiente manera: “Cuatro vidas frágiles se encontraron terminadas en un hospital evacuado en Gaza”. Es quizás uno de los ejemplos más groseros de voz pasiva y omisión. ¿Cómo hubieran reportado los medios esta noticia, si las guaguas fueran israelíes? En realidad, no tenemos que imaginarlo, porque ya vimos la inmensa cobertura que tuvo la noticia falsa de los cuarenta bebés asesinados por Hamas.
El medio Intercept llevó a cabo un análisis del lenguaje de los principales medios de prensa estadounidenses durante las primeras semanas posteriores al 7 de octubre. En el New York Times, Washington Post y Los Angeles Times, las palabras “israelí” o “Israel” aparecen más que “palestino” o sus variantes, incluso cuando las muertes palestinas superan astronómicamente a las israelíes.
Por cada dos muertes palestinas, se menciona a los palestinos una vez. Por cada muerte israelí, los israelíes son mencionados ocho veces, lo que representa un ratio de 1:16.
Términos altamente emotivos para describir la muerte de civiles, como “masacre”, “carnicería” y “horrible”, se reservaron casi exclusivamente para los israelíes que fueron asesinados por palestinos, y no al revés.
El término “carnicería” fue utilizado por editores y reporteros para describir la muerte de israelíes frente a palestinos, en una proporción de 60 a 1, y “masacre” fue usado para describir la muerte de israelíes frente a palestinos en una proporción de 125 a 2. “Horrible” se usó para describir la muerte de israelíes frente a palestinos en una proporción de 36 a 4.
Si bien aún no hay estudios de este tipo en Chile, la deshumanización de los medios chilenos hacia los palestinos es evidente. Como periodistas, tenemos una responsabilidad ética de no caer en esto, de decir la verdad, de ser como mínimo, si no justos, al menos equivalentes. Lo prometimos cuando decidimos llevar en nuestras manos la responsabilidad de contar historias.
Stephanie Elías Musalem, columna de opinión publicada en La Voz De Los Que Sobran.