Gaza bajo el lente de un periodista israelí

“Las imágenes en Al-Jazeera fueron impactantes: chicas adolescentes llorando al ver los cuerpos de sus padres, mantas sintéticas de colores envolviendo partes del cuerpo de varias personas. Se levantaron para el culto y fueron masacradas, como a manos de Baruch Goldstein (referencia al extremista israelí que asesinó a decenas de palestinos en la mezquita Ibrahim en 1994, en Hebrón, Territorio Palestino Ocupado), pero casi el doble de personas, por el ejército”.

Este es parte del relato del destacado periodista y escritor judío Gideon Levy, quien el 11 de agosto publicó en el diario israelí Haaretz una columna de opinión titulada “Para Israel, los niños muertos merecen ser llorados, a menos que sean palestinos”.

En ella destaca la contradicción en la narrativa israelí, que insiste en que no hay intención genocida en sus acciones, a pesar de las repetidas masacres de civiles palestinos, como también del doble estandar de condenar la muerte de niños israelíes o drusos, pero justificar la matanza de menores palestinos.

En su texto Levy analiza la masacre en la escuela al-Tabin. El ejército israelí atacó el establecimiento usado como refugio por cientos de desplazados justo en el horario en que los civiles se encontraban rezando. La acción militar provocó la matanza de al menos 100 personas. El ejército dijo que se tomaron medidas para minimizar el número de bajas civiles. Al respecto señala: “Si 100 personas fueron asesinadas después de todas las conmovedoras medidas que tomó el ejército israelí, imagina cuántas habrían muerto si no hubiera tomado esas medidas. El intento de afirmar que los palestinos exageran las cifras de víctimas porque el Ministerio de Salud palestino está controlado por Hamas es también patético. El Ministerio de Salud israelí está controlado por el partido Shas. ¿Y qué? El ejército nunca ha podido refutar de manera significativa al Ministerio de Salud palestino”.

En su comunicado, el ejército justificó el bombardeo del octavo colegio en 10 días, argumentando que en ellos se encontraban centros operativos de Hamas. “Incluso si existiera tal ‘centro de mando’ -un término vago- no hay justificación para matar a decenas de personas indefensas, desamparadas y aterrorizadas, incluidos muchos niños. No todo ‘centro de mando’, que a veces es solo un oficial de policía de Hamas escondido, justifica una matanza masiva. De hecho, nunca. Cuando esto sucede ocho veces en 10 días, es evidente que hay una política. Una política intencional de crímenes de Guerra”, reflexiona el periodista de Haaretz.

Levy tiene el coraje y la lucidez mental necesarios para abstraerse del ambiente predominantemente antipalestino que impera en la gran mayoría de la opinión pública israelí. De esta forma, logra discernir cuál es la víctima y cuál el victimario en los últimos acontecimientos en Palestina, hecho que los medios occidentales se niegan, culpablemente, a transparentar.

La utilización magistral de la ironía por parte de Levy desvela la mentira subyacente en cada una de las explicaciones que las autoridades militares israelíes emiten cada vez que tratan de justificar el asesinato de civiles palestinos. Su agudo raciocinio logra poner en evidencia la falta de lógica en las explicaciones y la maldad y falsedad que las acompañan.

Al comenzar su relato, Levy hace referencia a las imágenes de la agencia noticiosa Al Jazeera, que revelan en forma descarnada los efectos de la barbarie israelí desatada sobre Gaza. Dichas imágenes jamás serán retransmitidas por algún medio de comunicación occidental, mucho menos por uno israelí, por lo cual recomendamos al lector que desee formarse una imagen veraz del genocidio que actualmente tiene lugar en Gaza, recurrir a dicha fuente.

En una sociedad como la israelí, sumida desde hace mucho tiempo en una orgía de soberbia provocada por su poder militar y su convicción de gozar de total impunidad por sus acciones criminales, resultan esperanzadoras las voces de personas como Gideon Levy. En la medida en que surjan más personas como él en la moralmente agonizante sociedad israelí, la paz en Palestina y la libertad para su pueblo se encontrarán cada día más cerca.

Manuel Hasbún Zaror, columna publicada en Cooperativa.

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