Por Stephanie Elías, publicada en El Desconcierto
Israel está llevando a cabo una masacre sin precedentes en este siglo. Desde el 7 de octubre el Ejército israelí ha ordenado a los civiles evacuar hacia el sur de la Franja, siempre prometiendo falsamente un corredor seguro. Actualmente más de 1,5 millones palestinos se encuentran hacinados en la ciudad de Rafah, un espacio de 64 kilómetros cuadrados.
La semana pasada el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu anunció una ofensiva terrestre en Rafah como un plan dual para acabar con “cuatro batallones de Hamás” y, en paralelo, «evacuar a los civiles”. Sin embargo, y como se pregunta jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, “¿dónde van a evacuarlos? ¿a la luna?”.
El único lugar más al sur de Rafah es cruzar hacia Egipto, lo que supondría la una limpieza étnica. El regreso al norte es prácticamente imposible, considerando que Israel ha destruido el 70% de las edificaciones en la Franja. Los palestinos están acorralados e Israel lo sabe.
Además del hacinamiento, el acceso a agua, alimentos e insumos es casi nulo, ya que Israel mantiene cortado los suministros básicos, mientras colonos israelíes se encargan de detener los camiones que esperan ingresar con ayuda humanitaria desde el extranjero.
En Rafah, el último lugar seguro que quedaba para los palestinos, Israel ya inició su ataque aéreo, en pocos días cientos de personas, la mitad de ellos niños, han sido asesinados. Los bombardeos arrasaron campamentos de refugiados, dos mezquitas, residencias civiles y zonas cercanas a uno de los pocos hospitales en pie de la zona.
Respuesta internacional
En un giro inesperado, el comunicado israelí fue recibido con fuerte crítica internacional, incluyendo a Estados Unidos, el mayor aliado de Israel. “Una ofensiva terrestre israelí no es algo que apoyaríamos”, señaló John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU.
Incluso el presidente americano, Joe Biden, quien dio luz verde a Netanyahu para hacer lo que estimara conveniente, el pasado jueves declaró que la conducta de Israel contra Gaza ha sido “excesiva”. Por otro lado, el Secretario de Estado, Anthony Blinken, aseguró que “el ataque de Hamás del 7 de octubre no es una licencia para Israel para deshumanizar a otros”.
¿Qué ha ocurrido? ¿EE.UU ha abierto los ojos sobre el genocidio palestino?
Aunque eso es lo que apuntan los comunicados oficiales, no es el motivo principal. Hay tres puntos clave que le preocupan a Estados Unidos, quien, si bien públicamente no ha prestado apoyo incondicional a Israel en esta ocasión, nada se ha hablado aún de restringir el envío de armas.
El efecto dominó
El plan israelí no detalla dónde evacuarán a los civiles, lo que indica que la alternativa más plausible es que los empujen hacia Egipto aún en contra de la voluntad de su presidente. Eso generará una ola de más de un millón de refugiados que el país árabe será obligado a atender.
Por otro lado, a pesar de sus declaraciones, Abdelfatah El-Sisi no ha tomado acciones concretas para ayudar a los gazatíes, pero es para él de suma importancia que los palestinos en Gaza actúen como tapón al proyecto del Canal de Ben Gurión destinado a atravesar la Franja si Israel logra tomarse el territorio.
El Canal de Ben Gurión dejará al canal de Suez en una tremenda desventaja, provocando una disminución de al menos un 50% de los ingresos permanentes de Egipto, que es a su vez su fuente principal de fondos.
El descontento de Egipto con Estados Unidos podría provocar un quiebre en sus relaciones, dejando abierta la posibilidad de que el país árabe se acerque al eje de Rusia-China, una derrota geopolítica que la administración Biden no se puede permitir.
Año de elecciones
El 5 de noviembre, Estados Unidos celebrará elecciones presidenciales. Los pronósticos señalan que será Trump versus Biden.
El ataque a Gaza y el consecuente apoyo de la administración demócrata a Israel ha sido un desastre para el actual mandatario. Ya sea por empatía humana o por ver cómo billones de dólares son destinados a una guerra mientras EE.UU. pasa por varias crisis económicas, el apoyo de la población americana por Biden se ha ido a pique.
Esta “vuelta de chaqueta” puede ser una última estrategia para recuperar a los electores.
Imagen internacional
Por último, Estados Unidos tiene una imagen internacional que proteger. Durante cuatro meses ha defendido con débiles argumentos el derecho a defensa de Israel. Sin embargo, tras 28 mil muertos, donde la mitad son menores de edad y lo que se prevé será una masacre en Rafah, es difícil sostener esa postura.
Si los civiles en Gaza son evacuados a Egipto, será la definición de manual de limpieza étnica y desplazamiento forzado. Si esto ocurre, la imagen de EE.UU. como país protector de la democracia y la ley internacional, terminaría por derrumbarse.